martes, 25 de agosto de 2009

Es un error de las MIPYMES…

Las empresas pequeñas suelen tener una dinámica de trabajo completamente diferente a las empresas grandes. La realidad es que hay muchos factores que inciden en el día a día de las pequeñas empresas, adicionalmente a las situaciones operacionales, económicas y de toma de decisión del negocio.

El aspecto emocional es crítico en las empresas familiares e impacta directamente los resultados de desempeño del negocio, pues pueden ayudar a maximizarlo o… a destruirlo.

Hemos observado como en un momento dado un empresario decide hacer unos cambios drásticos en su negocio, pues se dió cuenta (¿?) que necesitaba “reinventarse”, o desaparecería. Ese día todo es positivo, arriesgado y lleno de pro-actividad dado que está completamente convencido de que ha tomado la decisión correcta.

En el caso de que ambos (pareja) están envueltos en la dirección del negocio, la situación puede ser un poco más retante. Lograr que ambos estén de acuerdo (sobre todo en un tema así) puede resultar catastrófico, pues mientras se deciden la empresa sigue perdiendo terreno.

Al tomar una decisión el pequeño empresario debe analizar los pro y los contra, definir estrategias de implementación y proceder (inmediato) a implementarla idea. Una vez se inicia ese proceso no puede haber cambios o marcha atrás.

La duda crea más caos e incertidumbre que si no se hace nada. Si tenemos empleados esta situación les afecta la moral... con los clientes perdemos credibilidad.

Si quieres llevar tu empresa a otro nivel, crecer y ser exitoso debes tener la voluntad de trabajar para ello. Cuando entramos en las indecisiones (antes de engañar a los demás) nos estamos engañando a nosotros mismos. Al salir de nuestro propio engaño descubrimos que ya…es muy tarde!

Evita la indecisión! Trabaja sin engañarte a ti mismo. Se consciente de lo que tienes y la situación en la que estas….sólo reconociendo nuestros defectos podemos mejorarlos!